Una vez finalizada la reunión de coleccionistas en Hoegaarden nos fuimos a comer en un área de servicio de la autopista, un lugar muy tranquilo a pesar de la presencia a unos pocos metros de esa vía rápida, a veces un poco de relajación va bien en un día con tantas emociones.
De ahí al hotel a dejar las maletas con los posavasos, no era cuestión de perderlos con lo que habían costado de conseguirlos, un rato de descanso y rumbo al centro de Bruselas a visitar una de las zonas más turísticas de la capital Belga.
Es una verdadera odisea aparcar en el centro por lo que os diría que lo mejor en estos casos es buscar un parking público que es lo que hicimos es día, eso sí que no tenga estropeado el ascensor y como tengas que aparcar en el piso -4 como nos paso a nosotros, que cuando llegamos a la calle ya teníamos la lengua por los pies.
Encontrar la Gran Place nos entretuvo un rato por la zona, aunque luego fue fácil de encontrar ya que en la misma Gran Place hay algunos edificios muy altos que destacan sobre los demás.
Realmente la plaza impresiona por sus majestuosos y grandes edificios y como muchos dices es muy hermosa, como podréis ver en las fotos que acompaño en este artículo, por un lado destaca el Ayuntamiento con su enorme campanario y por otro La Casa del Rey, que en realidad nunca albergo a ninguno.
Dicen que preguntando se va a Roma, en este caso preguntando conseguimos llegar al Manneken Pis, sin dudar la estatua más famosa de Bruselas por su originalidad y su descaro (un niño orinando desnudo), además aquel día tuvimos suerte pues lo vimos con uno de sus 250 vestidos puesto y que normalmente se guardan en el museo de la ciudad, son pocas las veces que se le ponen y aquel día fue una excepción, a eso de las 18 horas vino un funcionario de dicho museo para desvestirlo y dejarlo desnudo tal como lo conocemos normalmente, por cierto no penséis que es muy grande la estatua, todo lo contrario.
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